La traducción está tan presente en nuestras vidas (libros, películas, revistas, etc.) que prácticamente nadie se pregunta cuándo comenzó a definirse la labor de los traductores. La respuesta es bastante obvia: la traducción hablada y de textos comenzó cuando apareció la necesidad de hacerlo.
¿Cuándo se comenzó a traducir?
Si nos remontamos a miles de años atrás, las poblaciones de cazadores y recolectores estaban semi-aisladas y apenas existía un contacto entre ellos que no fuera bélico. Además, en ese tiempo todavía no existía el lenguaje escrito por lo que apenas existía la necesidad de traducir nada.
Con el tiempo, y nos referimos a miles de años, las diferentes sociedades que existían comenzaron a evolucionar, a desarrollar un lenguaje a la vez que su capacidad intelectual iba aumentando y a tener un mayor contacto entre ellas. Visita nuestro blog.
En un momento dado, surgió la necesidad de entenderse entre sí y la única manera de hacerlo era a través de personas que pudieran comprender dos o más lenguajes; personas muy valiosas en aquella época.
Según fue aumentando la población mundial, las sociedades se fueron diversificando más y más y consecuentemente fueron apareciendo más lenguas que en un momento determinado necesitaban ser traducidas. A grandes rasgos, podemos decir que la traducción se dividió en dos grandes ramas: una para la cultura occidental y otra para la cultura árabe.
Dentro de la cultura occidental, el libro de referencia, y que además ostenta el record de lenguas al que ha sido traducido, es la Biblia. El catolicismo tuvo un gran impacto en la traducción ya que desde sus orígenes sus máximos exponentes hicieron que este libro se tradujera a todas las lenguas conocidas para que esta doctrina pudiera ser seguida por un mayor número de personas.
De hecho, hasta en la tan renombrada Conquista de América, se tradujo a diferentes lenguas indígenas.
En cuanto a la cultura árabe, tampoco hubo muchas diferencias ya que de nuevo la religión jugó un papel esencial. En este caso el libro que se comenzó a traducir con gran fervor fue el Corán.
Parece mentira que la religión haya influido de una manera tan predominante en una profesión como la del traductor que nada tiene que ver con la religión, ¿verdad?